Un cambio de rumbo en las políticas de suelo y urbanísticas: la mudanza del urbanismo expansivo y el redescubrimiento de la ciudad consolidada
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El agotamiento del modelo urbanístico de urbanización y promoción de nueva vivienda que ha señoreado nuestro territorio durante más de una década, ha sido visto por los poderes públicos como una oportunidad para imprimir una nueva dirección a las políticas de uso del suelo, reemplazando la conquista de suelos vírgenes por la recomposición de suelos ya urbanizados y edificados con el fin de contribuir a la mejora integral del tejido urbano consolidado, al tiempo que se apuesta decididamente por la reconversión de un sector otrora muy dinámico, el de la construcción. Las intervenciones sobre el medio urbano van a ser el paradigma del modelo urbanístico sostenible del siglo XXI, acorde con las exigencias europeas en materia de desarrollo urbano. La transmutación legal se ha producido de la mano del legislador estatal con la promulgación, en un corto espacio de tiempo, de una sucesión de textos que culminan con la Ley 8/2013, de 26 de junio, de rehabilitación, regeneración y renovación urbanas. Esta norma ha creado un estatuto jurídico de las intervenciones en la ciudad existente, revisando toda la legislación implicada en la materia. Destaca especialmente la referida al régimen de suelo, objeto de una reforma sustancial que deberá tener su continuidad en la legislación autonómica, porque de lo que estamos hablando, en el fondo, es de un nuevo estilo de hacer urbanismo